21 noviembre 2024

Germán e Iñaki: dos modelos de país, dos formas de entender el Estado.

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Por Néstor Bellini.

Germán Abdala, dirigente de la Asociación de Trabajadores del Estado que fue diputado por el Justicialismo en la dura y empobrecedora década del gobierno de Carlos Menem e integró el Grupo de los ocho que significó la resistencia, desde adentro del propio partido de gobierno, a las políticas de entrega del menemismo –un deja vú de lo que está sucediendo en el gobierno de Javier Milei y sus políticas de entrega de la Nación-, e Iñaki Gutiérrez, responsable de Redes Sociales del actual primer mandatario, encarnan, dos maneras de entender el Estado y su funcionamiento.

A Germán ya se lo recuerda muy poco. Casi no existen citas de quienes dicen ser representantes del Pueblo, de su lúcido y esclarecedor pensamiento en defensa del rol del Estado, de los intereses nacionales y de los trabajadores y trabajadoras, ocupados y desocupados. Iñaki llegó a ocupar un rol relevante en el gobierno de Milei por su manejo de las redes sociales, ese (uni)verso en el que se formatea a golpes de mentiras y datos inexactos, la opinión pública.

A Germán e Iñaki no sólo los separa el tiempo en que les tocó ser protagonistas de la historia nacional, sino que los distingue el posicionamiento ético y moral sobre “el uso” del Estado y las formas que exige la burocracia, que no es una mala palabra ni remite a esa imagen degradante y que fue sutil y pacientemente trabajada por décadas para estigmatizar a los trabajadores del Estado como monigotes que sólo “toman mate en horario de trabajo” mientras “la gente ¿de bien?” espera ser atendida.

Deja vú  

Germán denunció las políticas menemistas que desguazaron el Estado dejando a la población desprotegida e inerme ante la voracidad de los grupos económicos nacionales e internacionales más poderosos, ¡otro deja vú!. No sólo denunció, sino que mostró el camino para superar los movimientos cíclicos que en una especie de mito del eterno retorno, regresan a destruir de un plumazo lo que pacientemente y trabajosamente construyó la Política con “la gente adentro”.

Una herramienta

Germán dijo respecto del rol que debe tener un Estado y en su defensa, “que no es una abstracción ni una entelequia”, y enseñó que “el Estado es una herramienta que, según en qué manos esté, puede servir para liberar o para someter. En las sociedades dependientes en las que estamos sometidos a reglas de intercambio que nos plantean los países desarrollados, determinados por la división internacional del trabajo, la única herramienta en la que se puede acumular poder en forma real y planificar políticas sociales con cierta hegemonía popular es en la esfera estatal. Esto no quiere decir defender teorías corporativistas o defender un capitalismo estatista. Necesitamos un Estado que resuelva problemas, un Estado con rol social, un Estado popular, un Estado que esté al servicio de las mayorías”.

Iñaki, un joven influencer que manejó la cuenta de Tik Tok del ahora presidente durante la campaña electoral y su rol fue importante para conquistar el voto de los jóvenes, en su nuevo rol dentro de la estructura del Estado como responsable de Redes Sociales, retuiteó un saludo personal de Año Nuevo de su cuenta en X (exTwtitter), posteando una foto con su novia desde la cuenta oficial de Casa Rosada.

¿De qué lado de la mecha te encontrás?

Habrá quienes pretendan minimizar el despropósito en el que incurrió Iñaki argumentando, en esto se especula, que se trata de un joven sin experiencia en política o en el conocimiento de la indispensable burocracia que determina el funcionamiento del Estado.

Habrá otros –donde se encuentra Layunta- que sostendrán que no fue un desliz, sino que expresa una manera de entender el rol del Estado en beneficio propio. En esto, nada los distingue de la odiosa “casta” que supieron construir hábilmente para separar al Pueblo de sus dirigentes. El símbolo más claro de aquella maniobra fue el discurso de asunción de Milei, de espaldas al Congreso y de cara a una plaza vacía. En este contexto, cobran actualidad las ideas y la mirada de Germán –en realidad nunca perdieron esa característica de pronosticar el futuro- respecto del “uso” del Estado. Volver al pensamiento de Germán Abdala ya no es una conducta ética sino un movimiento defensivo de absoluta supervivencia

La Yunta

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