¿Qué se pone en juego en Entre Ríos en las elecciones de 2025?
La provincia renovará cinco escaños de la Cámara de Diputados de la Nación, mientras que elegirá tres restantes para el Senado. Juntos por Entre Ríos arriesga cinco bancas y el peronismo tres. ¿Puede sumar una espada legislativa el bloque de La Libertad Avanza?
Entre Ríos cuenta actualmente con nueve diputados/as y tres senadores/as en el Congreso de la Nación. Cuatro de esos lugares pertenecen a Unión por la Patria, distribuidos entre el ex gobernador, Gustavo Bordet; la ex presidenta municipal de Paraná, Blanca Osuna; el referente de La Cámpora, Tomás Ledesma; y la ex secretaria de Turismo y Cultura, Carolina Gaillard.
Otros cuatro casilleros ingresaron por la alianza de Juntos por el Cambio, aunque el sello quedó casi extinguido, en términos legislativos, luego de los comicios generales de octubre. La ex concejal de Gualeguay, Marcela Ántola; el ex intendente de Chajarí, Pedro Galimberti; y el ex postulante a la gobernación, Atilio Benedetti, robustecen las filas de la bancada de Unión Cívica Radical (UCR), mientras que el ex senador provincial de Propuesta Republicana (PRO), Francisco Morchio, integra Hacemos Coalición Federal (HCF). El nombre restante es del dirigente de la Sociedad Rural, Beltrán Benedit, que pertenece al oficialismo nacional, en una novedad electoral para un distrito caracterizado, salvo mínimas excepciones, por el bipartidismo en la alternancia de Casa Gris y en la composición legislativa.
En la Cámara Alta, donde el recambio de escaños se efectúa cada seis años, el frente político fundado por el radicalismo, el PRO y la Coalición Cívica (CC) posee como representantes al ex referente de la Federación Agraria, Alfredo De Ángeli, y a la ex secretaria de Enseñanza Media y Superior de la primera gestión de Sergio Montiel (1983-1987), Stella Olalla. En la otra vereda, el justicialismo tiene como miembro del Senado al ex secretario General de la gobernación, Edgardo Kueider, que curiosamente no confluye en los dos espacios legislativos peronistas sino que forma parte de Unidad Federal, junto a los díscolos Alejandra Vigo de Córdoba y Carlos Espínola de Corrientes.
En los comicios de medio término del año que viene, el electorado de la provincia concurrirá a las urnas para la selección de cinco miembros de Diputados y tres del Senado. Juntos por el Cambio pone en juego los casilleros ocupados por Ántola, Benedetti y Galimberti en la Cámara Baja, en tanto que Unión por la Patria arriesga los lugares de Gaillard y Ledesma. En el caso de la Cámara Alta, el recambio entrerriano es total, ya que este año finalizan los períodos ejercidos por De Ángeli, Olalla y Kueider.
Fragmentación política
Como explicó Punto y Seguido, la columna política de LA CALLE, el frente encabezado por el Partido Justicialista (PJ) atraviesa un proceso de reformulación de sus liderazgos y sus referencialidades. Después del fallido gobierno del Frente de Todos y la derrota en las elecciones presidenciales de 2023, el peronismo inició un camino con austera autocrítica, debate interno, recambio partidario y análisis de los errores no forzados y de los desafíos más inmediatos. Esa fase incluye la evaluación sobre los alcances de la participación política; la resignificación de la agenda programática, del plan de gobierno y del vínculo con los electorados; y un recambio del rol institucional, social, partidario y sindical como oposición. Esa singularidad trasciende el tablero nacional y surge como peculiaridad del escenario provincial, donde el justicialismo fue vencido en la disputa principal por el sillón más importante de Casa Gris, luego de cinco gestiones ininterrumpidas.
Sin embargo, esa etapa de revisión y valoración del recorrido transitado tuvo mínimas repercusiones puertas adentro del PJ, incluyendo a la dirigencia con responsabilidades institucionales y también a sectores que transitoriamente se ubican fuera del poder. Esta tesis quedó comprobada en los comicios partidarios del 10 de marzo pasado, donde el calendario electoral fue una mera formalidad de un proceso sin internas en la disputa por el Consejo Provincial. Tampoco de debates respecto a la Ley Castrillón, la Carta Orgánica, la incorporación de las minorías y los modos de confección de las listas y de selección de candidaturas. Allí emergió una nómina única, encabezada por el ex vicegobernador, José Cáceres, que fue formulada bajo la atenta mirada de Bordet, con la integración de las nuevas camadas de intendentes y de los históricos caudillos del justicialismo entrerriano.
Pese a los intentos de una impostura de unidad, la fragmentación política en el principal frente opositor de la provincia tiene su reflejo en la dispersión nacional. Con sus matices, los liderazgos de la ex presidenta, Cristina Fernández, del ex ministro de Economía, Sergio Massa, de los gobernadores Axel Kicillof de Buenos Aires, Gildo Insfrán de Formosa, Ricardo Quintela de La Rioja y Martín Llaryora de Córdoba, o de dirigentes sindicales y sociales como Héctor Daer de la Confederación General del Trabajo (CGT) o Juan Grabois del Frente Patria Grande, contienen fracciones del movimiento peronista pero no representan (al menos por ahora) una síntesis de esas diversas identidades.
La fotografía en Entre Ríos es similar, donde la imagen de Bordet, de su ex vicegobernadora Laura Stratta, y del último candidato del justicialismo al sillón de Urquiza, Adán Bahl, no cosechan una identificación uniforme ni homogénea de la coalición opositora. Por el contrario, asoman como objetivos predilectos de distintas críticas, señalados como responsables de la desmovilización del partido de los últimos años, que limitó la participación y la presentación de nóminas alternativas.
En ese abanico de distribución de culpas, aparecen las derrotas municipales en Concordia, Gualeguaychú, Federal, Diamante y San Salvador, donde se cuestiona como referencias de los armados fallidos a Enrique Cresto, Ángel Giano, Armando Gay, Martín E. Piaggio, Martín R. Piaggio, Gerardo Chapino, Nancy Miranda, Carlos Darrichón, Marcelo Berthet y Lucas Larrarte. En ese contexto, configurado por las frustraciones electorales, se posicionan los dirigentes que ganaron sus trincheras locales, como José Lauritto en Concepción del Uruguay, Rosario Romero en Paraná, Adrián Fuertes en Villaguay, Ricardo Bravo en Federación, Daniel Rossi en Santa Elena, Damián Arévalo en Feliciano, Gustavo Bastián en San José, Hernán Niz en Villa Mantero, Mauro Díaz Chaves de Aldea San Antonio, Fabián Menescardi de General Gallarza e Isa Castagnino en Victoria. Además, la ex Ministra de gobierno de Bordet quedó como titular de la Liga de Intendentes, secundada por sus pares de Feliciano y San José, en una imagen de consenso similar a la conformación de la conducción partidaria.
Fragmentación política II
A diferencia del peronismo, la extinción nacional de Juntos por el Cambio no tuvo efectos drásticos sobre la coalición provincial, en una situación semejante a otros distritos administrados por mandatarios radicales o del PRO, como Mendoza, Jujuy, Santa Fe, Chubut, Corrientes, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Chaco, San Luis y San Juan. El resultado de las elecciones generales del 22 de octubre del año pasado, cuando la boleta encabezada por la actual ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quedó tercera en la disputa central, sumado a la decisión del ex presidente, Mauricio Macri, de un apoyo absoluto al presidente Javier Milei en el balotaje del 19 de noviembre, detonaron la precaria unidad de la alianza opositora. Esa implosión tuvo consecuencias inmediatas en la integración de los bloques de la Cámara de Diputados de la Nación, donde la Coalición Cívica, Margarita Stolbizer y dirigentes díscolos del PRO, como Emilio Monzó, Miguel Pichetto y Nicolás Massot, constituyeron Hacemos Coalición Federal, mientras los radicales y los amarillos de paladar negro mantuvieron sus escaños por separado.
Ese escenario es diferente en la provincia, ya que Frigerio llegó al poder luego de 20 años ininterrumpidos de gestiones peronistas, con una alianza que amplió sus horizontes hacia el socialismo, partidos vecinalistas y sectores sobrevivientes del peronismo de los noventa, como Mario Moine y Augusto Alasino. En sus primeros 130 días de gestión, el ex Ministro del Interior fortaleció su núcleo duro e incorporó respaldos de la bancada legislativa de La Libertad Avanza. No obstante, el fino equilibrio entre sus pretensiones de interlocutor de los mandatarios de Cambiemos, el alineamiento incondicional con el programa económico de la Casa Rosada, los reclamos y las negociaciones por la disminución y la quita de recursos nacionales, y la merma de la recaudación provincial, pone en jaque la armonía en la coalición de gobierno.
Otra variable que genera ruidos en el oficialismo entrerriano es el debate nacional en el PRO respecto a la posibilidad de confluencia con la bancada libertaria, en una puja evidente entre Bullrich y Macri, que tiene de fondo la indefinición sobre el rol del partido amarillo en tiempos de Milei. Algunas voces, como Horacio Rodríguez Larreta, promueven un regreso a la centro derecha, con un rol más opositor del gobierno libertario. Otros sectores fomentan listas conjuntas para los comicios del año que viene pero con identidades diferenciadas y una mayor participación en las decisiones de Gobierno. Una última postura plantea que la emergencia libertaria condiciona la supervivencia del PRO como partido competitivo y promueve que la confluencia es un proceso natural del proceso político.
Fragmentación política III
Por último, surgen interrogantes sobre la organización de La Libertad Avanza en Entre Ríos, luego de la primera experiencia electoral de 2023, cuando el empresario agropecuario y de medios, Sebastián Etchevehere, fue el postulante local en la competencia central por el sillón de Urquiza. Los números logrados permitieron la consecución de una banca legislativa en la Cámara de Diputados de la Nación, que ejerce Beltrán Benedit, y de cinco escaños en la Cámara Baja de la provincia, que ocupan Roque Fleitas, Debora Todoni, Julia Calleros, Carlos Damasco y Liliana Salinas.
No obstante, tras el respaldo mayoritario de Juntos por el Cambio a Milei en la segunda vuelta presidencial, el flamante espacio legislativo se rompió en tres partes, donde los primeros dos mantuvieron el sello original, en tanto que Calleros y Damasco constituyeron la bancada Fe y Libertad, y Salinas conformó el bloque unipersonal del Partido Conservador Popular. Como describió LA CALLE, las internas se agudizaron por la falta de designaciones de las distintas dependencias nacionales con delegaciones en la provincia, como Anses, Vialidad, cargos del Ministerio de Trabajo de la Nación, Salto Grande, reparticiones del Ministerio de Capital Humano, el PAMI, Puertos, Parques Nacionales y Enacom, entre otras áreas correspondientes a la Casa Rosada. Esa fragmentación fue profundizada por las heridas abiertas entre el sector encabezado por Fleitas, Todoni, el ex candidato a intendente de Paraná Andrés Laumann y el actual concejal Darío Báez, y el espacio que lidera Etchevehere, Benedit y el ex postulante a presidente municipal de Gualeguaychú, Andrés Romero.
Como adelantamos en ediciones anteriores, los contactos del Ejecutivo nacional en la provincia no terminan en la versión local de la Libertad Avanza. La relación de los hermanos Milei con Frigerio es más cercana que los protocolos que ostentan sus atributos institucionales actuales. El Mandatario de Entre Ríos evita la confrontación directa y se promueve como un gestor de los acuerdos parlamentarios para las leyes que necesita Casa Rosada. Incluso, agotó las instancias de negociación con funcionarios nacionales antes de judicializar el reclamo por la deuda de 160 mil millones de pesos a la caja provincial de jubilaciones y la demanda histórica por las regalías y los excedentes de Salto Grande. La respuesta negativa del ministro del Interior, Guillermo Francos, en una reunión conjunta con los gobernadores de la Región Centro (Entre Ríos, Córdoba y Santa Fe), como también el fastidio social por las consecuencias de los aumentos de tarifas, la desregulación de precios y el deterioro de los ingresos, convencieron a Frigerio del camino de la vía judicial. Lo cierto es que el éxito futuro de esa relación estará condicionada por la disputa de los recursos coparticipables y de las partidas presupuestarias discrecionales.
En la agenda de contactos del teléfono estelar de Casa Rosada hay dos nombres que tienen un seguimiento y una evaluación detenida. Se trata del radical Franscizco Azcué, que desbancó al peronismo después de 40 años en Concordia, y del volátil Mauricio Dávico, que interrumpió 36 años de gobierno de diferentes versiones justicialistas. El primero fue fiscal y proviene de Evolución, que se referencia a nivel nacional con el senador Martín Lousteau y el diputado Hernán de Loredo, que atraviesan una guerra fría por el posicionamiento del partido centenario frente al gobierno libertario. Aunque los preceptos ideológicos del nuevo jefe municipal de la capital del citrus se encuentran alejados del modelo de Milei, el estilo de gobierno de Azcué, su rol clave en una cuna peronista, su cercanía con Bullrich y la confianza construida con Frigerio, lo pusieron en el radar nacional. Además, ambos comparten la originalidad de la emergencia de sus nombres en un mapa difícil para la aparición de dirigentes con escasa militancia política previa.
El segundo tiene una amistad con el presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Martín Menem, desde sus épocas como músico del grupo de cumbia Ráfaga, de manera similar al vínculo construido con el actual Gobernador. A la par, despliega un menú de reuniones con diversos ministros y funcionarios nacionales, incluyendo a la secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, y muestra capacidad de pragmatismo ideológico y adaptación política. Paradójicamente, como Frigerio, sus comienzos se enraizaron en el peronismo, aunque ganó la intendencia de Pueblo General Belgrano con una propuesta vecinalista, luego de un portazo por el rechazo del PJ a la competencia interna en igualdad de condiciones. La candidatura de Frigerio, en los comicios legislativos de 2021, inclinó la balanza para que el actual presidente municipal de Gualeguaychú se alistara en Juntos por el Cambio y compitiera dos años después en la misma boleta.
Con lapicera en mano, La Libertad Avanza extiende su red en la provincia, en la búsqueda de sumar figuras competitivas para 2025, incluso con la incorporación de dirigentes peronistas. Uno de esos nombres, que sorprendió durante la tarde de ayer, es Martín Muller, que fue presidente del Consejo General de Educación (CGE) de la última gestión de Bordet, que fue candidato a intendente de Gualeguay por el PJ y referente del Movimiento Evita. Señalado hace algunos meses como una de las referencias de una nueva generación sub 40 de funcionarios peronistas, su nombre circula hace meses como nueva incorporación de las propias trincheras libertarias. Aunque no hay designación formal, Muller es nuevo funcionario de Milei, a cargo del Instituto Nacional de Formación Docente (Infod), como continuidad de las tareas de asesoramiento en políticas educativas que venía desarrollando desde diciembre.
Las tres coaliciones principales tienen objetivos distintos a corto plazo, pero con el horizonte electoral puesto en los comicios del año que viene. Una votación que servirá de balance para los oficialismos y de visibilidad de posicionamientos para las alternativas opositoras. Una fecha que está lejana de las urgencias ciudadanas, pero en un lugar destacado del microclima político.
Fuente: La Calle.