22 octubre 2024

Entre Davos y el Paro de la CGT

Compartir:

 

 

 

Entre Davos y el paro de la CGT.

El 18 de enero pasado, el presidente Javier Milei se presentó en el Foro Económico Mundial de Davos. En este foro, se encuentran los principales representantes de las más importantes corporaciones económicas del mundo.

Su participación dejó un sinfín de análisis y descripciones que, en general, pusieron en el centro de la opinión pública que su participación fue negativa; incluso ridiculizaron su conferencia. No me interesa aquí hacer un punteo y analizar cada una de las cuestiones que el presidente ha dicho en esta conferencia. No porque me crea con una autoridad intelectual o moral tal que desprecie sus palabras al punto de no darle entidad; por el contrario, y entendiendo que su exposición fue repetida hasta el cansancio, deseo realizar un análisis diferente al construido en el mainstream de los medios nacionales.

En el mainstream, Javier Milei erosiona parte de su imagen luego de la conferencia en Davos, ya que para ellos el actual presidente dio un discurso irracional y sin sentido que discute sobre un mundo que no existe. Puede que parte de esto sea verdad, pero la cuestión aquí es que a Javier Milei nunca, pero nunca, le interesó la racionalidad como instrumento para captar adeptos a su proyecto del anarco-liberalismo. En mi opinión, Davos fue pura ganancia para Javier Milei. Lo importante no fue el mensaje sino el metamensaje. Para quienes apoyan al presidente, incluso fuera de las fronteras de la nación Argentina, este se presentó ante los líderes del mundo económico y les “cantó las cuarenta”. Milei se enfrentó a la casta mundial denunciando sus acciones en sus narices. ¿Qué denunció? ¿Qué les exigió a los líderes económicos del mundo? las respuestas a estas preguntas ¡No importan! Lo importante es que abona a la narrativa anti-casta. Lo que importa es que Milei no solo construye un discurso para el presente, también prepara el terreno para el futuro. Si en un futuro de corto, mediano o largo plazo, Milei sufre un traspié político como el que muchos vienen advirtiendo, su salida de su propio gobierno será leída por muchos de sus seguidores como una especie de “golpe” a quien por “primera vez se animó a denunciar al status quo” incluso a nivel mundial.

Para entender lo anterior es necesario partir de dos cuestiones que explican el fenómeno donde lo narrativo puede ir en contra de la realidad misma o no tener sentido y, de todas formas, generar una gran cantidad de adeptos. La primera cuestión es la cultura de las teorías conspirativas y la segunda es la falta de respuestas de la dirigencia política a las necesidades populares.

En mi opinión, es imposible llegar a escenarios cuasi distópicos, como el que vivimos actualmente, sin antes no haber pasado por una brutal crisis de representatividad, que es sin lugar a dudas una crisis de la dirigencia política. Además, existe un fenómeno propio de la cultura actual respecto a pensar y describir los hechos de la realidad desde una teoría conspirativa. Con esto nos referimos a una vieja idea de que poderes y grupos ocultos vienen trabajando a lo largo de la historia para erosionar los cimientos de la sociedad, los países, el orden político internacional con el fin de instaurar una tiranía internacional. Según Barkun, dentro de esta clase de teorías se encuentran los llamados “conocimientos estigmatizados”. Esto sería un ámbito de conocimientos proscritos y víctima de los saberes académicos hegemónicos, que en este caso el presidente argentino buscará reivindicar. Milei supo, desde tiempos de Macri en sus primeras apariciones, conjugar este discurso “anti-poder” que en aquel momento lo llevó a despreciar las políticas de sus actuales aliados.  Estas ideas son las que el presidente de la Argentina reafirmó en el Foro Económico Mundial, denunciando la supuesta y oculta relación entre los Estados y el Capital. Probablemente una de las relaciones más estudiadas por la sociología, la historia y la ciencia política. Quizás una simple lectura de Guillermo O’Donnell y Oscar Oslak le hubiera simplificado al presidente esta cuestión. Pero volvemos al principio: a Milei no le interesa la “verdad” o lo “racional”; lo que interesa es la construcción de una narrativa montada en ideas conspirativas, fáciles de captar y, sobre todas las cosas, que señalen con facilidad a los culpables de los males sociales. Así, estas ideas han tomado fuerza al ritmo de las políticas neoliberales filo conservadoras o neoliberales filo socialdemócrata. En la nota anterior, “37 días y ¿Cuántas noches? El desafío de hiper-ajustar y no morir en el intento”, remarcaban que diversos sectores ligados al mundo del trabajo vienen sufriendo desde hace una década un deterioro importante de su calidad de vida a partir de la caída del ingreso, el endeudamiento y la alta inflación. De gobiernos conservadores como el de Mauricio Macri a alianzas entre el Peronismo y la Socialdemocracia en el gobierno Fernández-Fernández, los resultados respecto a las principales problemáticas han sido los mismos: malos.

En este aspecto, Javier Milei en sus primeros días de gobierno sigue al pie de la letra el libreto que lo llevó a ganar las elecciones presidenciales en el año 23. Se monta ante teorías conspirativas y deposita las culpas del deterioro social en la “casta política”, dando en Davos un golpe sobre la mesa y “corriendo por derecha” a las principales corporaciones económicas del mundo.

Mientras tanto, en el correr de este 24 de enero, la Central General del Trabajo Argentina realiza el primer paro general al gobierno de Javier Milei con una fuerte movilización en distintos puntos del país. En la misma sintonía de lo dicho hasta aquí, debemos remarcar que el sindicalismo argentino viene cargando una fuerte estigmatización. Es correcto decir que, a pesar de que Javier Milei y su gobierno han colocado a los sindicatos dentro de la denominada “casta”, sin duda alguna el Gobierno de Mauricio Macri y la ex candidata a presidente y actual ministra de seguridad aliada de Milei, Patricia Bullrich, han apuntado con vehemencia a los dirigentes gremiales y entre ambos han conseguido integrar los votos de cada espacio para ser gobierno. La conjugación de la narrativa descrita en los primeros párrafos, más el trabajo de estigmatización realizado por las aliados cambistas de Javier Milei parecieran darle cierto blindaje al gobierno.

Intuyo que la CGT es consciente de la delicada situación sobre la que camina. Milei ha sido efectivo en su discurso, convenciendo a quienes quiere convencer de que la marcha y paro de hoy responde al miedo de la casta a perder privilegios. Así, este acto tiene al menos dos lecturas, la de quienes acompañan y entienden necesario colocar un freno al gobierno nacional y la de quizás un 55 % del electorado que eligió a Milei y pide “que lo dejen gobernar” y que quienes se oponen solo retrasan las posibilidades de resolver los problemas del país.

Pero señalo un “quizás 55%” del electorado porque la inteligente manera en la que la CGT fue construyendo este paro, haciéndolo madurar al ritmo de las medidas gubernamentales y al calor de sus bases políticas, podría poner en duda si el apoyo del gobierno es el que él mismo ostenta tener (37 días y ¿Cuántas noches? El desafío de hiper-ajustar y no morir en el intento.). Así, este paro nacional podría darnos un buen panorama del descontento o no de las drásticas medidas del gobierno nacional a poco más de un mes de iniciada su gestión.

Para terminar, diremos que el Presidente Milei conjugó en Davos un discurso que busca construir una narrativa que alimenta su figura, es decir, un proyecto individual que le permita seguir siendo una especie de mesías del anarco-liberalismo internacional. No tuvo nunca en sus objetivos utilizar este espacio para resolver cuestiones de carácter nacional con el fin de aliviar las penas nacionales. Pero su descuido o falta de interés sobre esto último lo coloca sobre su primera manifestación masiva del mundo del trabajo, que como sabemos será acompañado por múltiples sectores de la sociedad que se sienten amenazados o afectados por las políticas de su gobierno. Milei comienza a confrontar su narrativa con la realidad. La narrativa donde él no es responsable de la cruda crisis que enfrentan la sociedad y la realidad donde amplios sectores políticos, sociales y empresariales empiezan a pedirle respuestas sobre sus propias acciones.

Si la única verdad es la realidad, ¿podrá Milei imponer la narrativa donde él es el “salvador” si no puede salvar a nadie?

Por Lic. En Ciencias Políticas PABLO CHARADIA

Exclusivo Para La yunta.coop.ar

 

 

 

 

La Yunta

Compartir: